El enfoque humanista en los grupos de hombres: un paso más allá del trabajo con los privilegios y costes asociados a nuestra sociedad patriarcal.
Como facilitador de varios grupos de hombres me doy cuenta de que el trabajo que hacemos para ampliar la consciencia puede hacerse desde enfoques muy distintos. Eso sí, todos ellos comparten objetivo: el de la transformación personal hacia una experiencia vital más satisfactoria y una relación más justa y equilibrada con nuestro entorno.
Las motivaciones que llevan a cada hombre a participar en estos grupos también pueden ser distintas. Su denominador común es el haber empezado a cuestionarse la manera en que se relacionan con el mundo, y muy especialmente con las mujeres. Se han dado cuenta de que la desigualdad entre los sexos en verdad termina perjudicándonos a ambos, por lo que buscan establecer con ellas relaciones más equitativas.
Para que las relaciones sean más igualitarias con las mujeres no queda otra que abordar el tema de los privilegios que disfrutamos los hombres. El objetivo claro, a mi entender, es conseguir que las relaciones entre ambos sexos se construyan y sostengan sobre una base de igualdad: igualdad en cuanto al espacio físico y emocional que ocupamos, así como a los derechos que ejercemos.
Todo apunta a que la igualdad entre los sexos solo será posible cuando, por una parte los hombres seamos capaces de reconocer y renunciar a nuestros privilegios, y por otra parte cuando las mujeres se apropien por fin de su poder. En la actualidad ellas llevan más recorrido hecho en ese sentido.
Centrándonos en lo que es la vivencia masculina, reconocer cada una de las ventajas que disfrutamos lleva implícito que los hombres asumamos cambios en nuestra percepción de la realidad, y como resultado que variemos nuestro comportamiento con y hacia las mujeres.
¿Por qué es tan importante que los hombres abordemos el tema de los privilegios masculinos?
Porque desmontar esa “injusticia” en la que nos movemos – así es como lo viven las mujeres – es requisito indispensable para que nuestra sociedad recobre el equilibrio y la coherencia. Los hombres, por el simple hecho de haber nacido con ciertos atributos sexuales disfrutamos de bastantes ventajas en nuestra sociedad. Nombrarlas y tomar consciencia de cuándo y cómo hacemos uso de ellas es solo el primer paso.
Pero es evidente que el trabajo para conseguir el equilibrio de poderes y espacios entre hombres y mujeres no es cosa de unos pocos días: para los hombres precisa de mucha preparación, y sobre todo de un compromiso continuado con nosotros mismos.
La primera aproximación a este asunto nos lleva a concebir este trabajo como “de bajada”, puesto que estamos hablando de una bajada de estatus – es decir, de renuncia de privilegios – para conseguir la igualdad. Hemos de reconocer que a nadie nos resulta fácil simplemente soltar y despojarnos de muchos de los “regalos” que venimos disfrutando desde siempre sin que nadie los cuestione ni los reclame.
¿Y qué implica esa renuncia? Pues por ejemplo
- que repartamos más equitativamente las labores de intendencia y de cuidados;
- que retrocedamos para no ocupar siempre el papel protagonista;
- que reexaminemos nuestros comportamientos sexuales con nuestras compañeras;
- que revisemos cada patrón y cada faceta de nuestra personalidad que lleva cristalizada la desigualdad. Éstas se manifiestan no solo cuando nos relacionamos con las mujeres, sino también en cómo nos relacionamos con otros hombres.
La meta sin duda es que seamos capaces de establecer relaciones más nutritivas, por supuesto con las mujeres, pero de paso también con otros hombres, empezando por nosotros mismos. Se trata de que nos sintamos más en armonía, en equilibrio, más relajados y felices.
Como he dicho, el camino que los hombres hemos de recorrer es de bajada. Nos toca bajarnos del podio, o del púlpito, y también hemos de levantarnos del sillón y caminar al lado de las mujeres.
Es entendible que los planteamientos feministas partan precisamente de una oposición ante los privilegios masculinos, y que reclamen con razón que eso cambie. Pero también se entiende que a la mayoría de los hombres no les/nos apetezca renunciar a ciertas ventajas y comodidades. Muchos reaccionan de forma agresiva ante esa percibida amenaza.
Otro enfoque de trabajo con hombres es el hacerlo desde los costes. Por costes me estoy refiriendo a todo lo que perdemos o sufrimos los hombres por el hecho de habernos desarrollado y vivir en una sociedad patriarcal. A saber:
- reducida esperanza de vida
- falta de contacto con nuestro mundo emocional,
- renuncia a la expresión de nuestra sensibilidad y/o vulnerabilidad
- concepción distorsionada de lo que implican las relaciones sexuales y/o el amor romántico
- desarrollo de una sexualidad focalizada en casi exclusivamente en lo genital
- híper competitividad y auto exigencia
- etc.
Si bien es verdad que centrarnos en trabajar estos aspectos promueve que nos convirtamos en hombres más auténticos y completos, eso no siempre tiene por qué traducirse en una mayor igualdad en nuestra relación con las mujeres. Para que esta se dé tenemos irremediablemente que incidir precisamente en las actitudes que dan lugar a la desigualdad. Yo sinceramente creo que hombres más conscientes dan lugar a que se establezcan relaciones más satisfactorias con las mujeres. Probablemente un hombre que ya ha alcanzado ese nivel de consciencia – es decir, que se haya trabajado tanto los privilegios como los costes – ni siquiera sienta la necesidad de plantearse desde dónde y cómo se relaciona con las mujeres. Ya no le hace falta poner su mira en este aspecto de su vida. Pero me da a mí que todavía nos falta dirigir nuestra atención en esa dirección y trabajarnos esos aspectos.
Para nosotros los hombres lo más probable es que suceda un poco así:
De la misma forma que cuando nos duele algo acudimos al médico, o cuando se estropea el coche lo llevamos al taller, o cuando falla algo en casa llamamos al seguro para solucionarlo, lo más habitual es que para que un hombre acuda a un grupo es porque algo nos duele. Ese dolor no es otra cosa que el “coste” que estamos pagando.
Los grupos de hombres constituyen un espacio ideal para aprender a restablecer esa coherencia y equilibrio que les falta a algunas de nuestras vivencias, en especial las que tienen que ver con nuestras relaciones. En estas líneas estamos explorando las que establecemos con el sexo femenino, pero en los grupos también se trabajan las relaciones con otros hombres, empezando con la figura del padre- crucial en nuestro desarrollo y nuestra vida- para continuar con todas las demás: nuestros semejantes, compañeros de trabajo, etc.
A veces la decisión de unirse a un grupo de hombres nace del señalamiento que nos hacen las mujeres de nuestro círculo más íntimo de situaciones de desigualdad que ellas experimenta, reclamándonos unas relaciones más igualitarias. Este me parece a mí que es percibido como el mayor de los costes: la amenaza de pérdida de la relación. Es entonces cuando buscamos el asesoramiento y el apoyo de otros hombres para introducir los cambios que necesito hacer.
En los grupos de hombres que coordino en la actualidad yo sin embargo propongo espacios cuyo enfoque va un poco mas allá del mero trabajo con los privilegios y los costes. Lo que propongo es una tercera vía: la terapéutico-humanista.
¿Y esto qué quiere decir? Pues que lo que se fomenta en ellos es el compartir, el dar espacio a la necesidad que trae cada hombre en ese momento. Pero en vez de quedarnos solo en la narración de la situación o en la expresión del dolor que esté transitando cada hombre en particular, la invitación es a que puedan hacer un ejercicio de introspección y tomen consciencia del lugar desde el cual actúan y se relacionan, tanto consigo mismos como con el mundo. Lo que se persigue es que cada uno adopte la parte de responsabilidad que le corresponde dentro de lo que está experimentando, y una vez que el hombre dispone de los recursos para hacer frente a sus dificultades ampliamos abanico de la toma de conciencia, para que abarque el asunto de la igualdad en el trato con las mujeres. Es decir, que empezamos tomando consciencia del lugar desde el cual que partimos, después hacemos un ejercicio de toma de responsabilidad, y a continuación nos hacemos con los recursos necesarios para atajar y trabajar el tema de la igualdad.
¿Por qué creo que este es el itinerario a seguir en el trabajo con los hombres?
Pues porque el cambio del que estamos hablando, es decir, el cambio hacia la igualdad implica un salto muy grande. En realidad no se trata de un cambio brusco sino de una transformación escalonada. Y claro, tenemos que ser capaces de sostener cada paso que demos, pues la inercia de siglos de historia nos lleva muy fácilmente a retroceder.
Nuestro deseo puede ser adoptar grandes cambios de manera muy rápida, pero eso, si somos realistas, es casi imposible de mantener en el tiempo. Por eso, para asegurarnos el éxito en nuestra misión se hace necesario que los hombres…
- hayamos trabajado capas de consciencia más básicas;
- hayamos adoptado una capacidad crítica sobre nuestra manera de funcionar en el mundo;
- seamos capaces de responsabilizarnos de lo nuestro;
- nos apropiemos de recursos internos que nos permitan afrontar mejor las dificultades
- abordemos el tema de cómo me relaciono con las mujeres y podamos tener una mirada crítica frente a los privilegios que disfruto.
Resumiendo: que adoptemos una actitud adulta frente al mundo. Y una vez conseguido todo eso ya podremos profundizar una capa más, que podría ser cualquiera, pero que en el caso que nos ocupa sería el de la igualdad y la relación con las mujeres.
En la actualidad tengo en funcionamiento dos grupos de hombres «Masculino plural» que esta cerrado, y el grupo «caminando ente hombres» que hemos comenzado en Septiembre 2022 y hay plazas. Si quieres mas información sobre los círculos y grupos de hombres puedes tenerla AQUÍ.
Aquí comparto un vídeo con algunas reflexiones sobre los diferentes enfoques que se le puede dar al trabajo con hombres.
En estos momentos me dedico a la Terapia gestalt Madrid (de forma individual y grupal), a dinamizar circulo de hombres (Masculino plural y caminando entre hombres), el masaje californiano y al trabajo de autoconocimiento a través de la propuesta corporal “Movimiento Cuerpo y Creatividad” basada en el Proceso corporal integrativo.