Un día, alguien fue a visitar a SÓCRATES, y le dijo:

– Escucha Sócrates, es necesario que te cuente cómo se ha comportado tu amigo.

– ¡Deténte! Interrumpió el sabio. ¿Has pasado lo que debes decirme por los tres tamices?.

-¿Tres tamices?. Preguntó el otro, lleno de asombro.

– Sí amigo mío, tres tamices. Examinemos si lo que has de decirme puede pasar por los tres tamices:

– El primero es aquel de la VERDAD: ¿Has verificado si todo aquello que quieres contarme ES CIERTO?

– No, yo lo he escuchado contar y…

– Bien, bien. Pero seguramente tú lo has hecho pasar por el segundo tamiz, el de la BONDAD. Aquello que quieres contarme, si no es totalmente cierto, ¿es al menos ALGO BUENO?

Dudando, el otro respondió:

– No, no es algo bueno, al contrario…

– ¡Hum!, Suspiró el sabio; intentemos servirnos del tercer tamiz, y analicemos si es ÚTIL decirme lo que tienes ganas de contarme…

– ¿ÚTIL? No precisamente…

– ¡Bueno!, dijo Sócrates, sonriendo, SI AQUELLO QUE TIENES QUE DECIRME NO ES NI CIERTO, NI BUENO, NI UTIL, YO PREFIERO NO SABERLO. Y EN CUANTO A TI, TE ACONSEJO OLVIDARLO.

Guillermo Delgado

En estos momentos me dedico a la Terapia individual y al trabajo de autoconocimiento a través de la propuesta corporal semanal “Movimiento Cuerpo y Creatividad”.

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